Son muchas las formas de evaluar la actividad docente y
por tanto del profesorado. Un buen modelo conceptual general, debería basarse
en la existencia de varias fuentes de datos (fuentes de evidencia), con las que
se pueda generar un constructo útil para tomar decisiones adecuadas. Esto
permitiría utilizar los métodos de triangulación como estrategia, lo que
llevaría a que el proceso sea exacto, fiable, válido y comprensivo (Herrero,
Pérez, Gómez, Vizcaya y Mora, 2007).
Me parece pertinente mencionar algunas de las variedades de evaluación que
propone Berk (2005):
- Puntuaciones de los estudiantes
- Puntuaciones de colegas
- Autoevaluación
- Videos
- Entrevistas a estudiantes
- Puntuaciones de egresados
- Puntuaciones de empleadores
- Puntuaciones de administradores
- Premios docentes
- Resultados de aprendizaje
- Portafolio docente
De acuerdo con
lo anterior, podemos darnos cuenta que la evaluación del desempeño profesional
docente en Chile ha seguido estos parámetros en la búsqueda de un buen modelo,
ya que se articula a través de cuatro instrumentos que pretenden integrar
diferentes perspectivas:
Pauta de autoevaluación: consiste en una pauta
estructurada a través de la cual se invita al docente a reflexionar y entregar
la percepción de su propio desempeño profesional.
Entrevista evaluador par: consiste en una
entrevista que es aplicada por un evaluador par de la misma comuna del docente
evaluado o de otra distinta.
Informe de referencia de terceros: consiste en una
pauta estructurada a través de la cual el director y el jefe técnico del
establecimiento en que trabaja el docente deben emitir, cada uno, para evaluar
su desempeño.
Portafolios: a través de productos estandarizados, recoge
evidencia directa y verificable respecto a las mejores prácticas de desempeño
pedagógico del docente evaluado. Se estructura en dos módulos: unidad
pedagógica y filmación de una clase por un especialista del sistema de
evaluación.
El reglamento sobre evaluación
docente establece la siguiente ponderación: Pauta de autoevaluación, 10%;
portafolios, 60%; entrevista por un evaluador par, 20%; e informes de
referencia de terceros, 10% (García, 2011).
Al relacionar esta información,
cuesta comprender las razones de tanta crítica hacia un modelo que ha intentado
cumplir con la selección de diversas evidencias para así convertirse en una
evaluación fiable.
Por mi parte,
considero de gran utilidad la información que esta evaluación a proporcionado
hasta ahora. La distribución de los docentes en la evaluación ha mostrado que
cerca de un tercio de ellos obtienen calificaciones por debajo del estándar de
la evaluación (nivel de desempeño competente). Más aún, los resultados del
portafolio han permitido identificar con precisión los ámbitos en los que es
necesario focalizar las acciones para mejorar el desempeño de los profesores (Sun, Correa,
Zapata y Carrasco, 2011).
Bajo esta
mirada, me surgen ciertas interrogantes respecto a la pasividad que muestran
las políticas públicas en cuanto a la toma de decisiones. Luego de algunos años
recibiendo información muy similar, donde profesores noveles y no noveles han
sido mal evaluados, y en conjunto con los bajos resultados de la evaluación
SIMCE, se preguntaron ¿Qué estará sucediendo en la formación Inicial de
profesores? Y de esa manera surge la evaluación INICIA, la cual lleva cinco
años arrojando bajos resultados. Dicho esto, me pregunto:
¿Qué se esta
esperando para indagar de manera más profunda lo que cada universidad hace o
deja de hacer en las carreras que forman futuros profesores en Chile?
¿En qué medida
se les esta exigiendo a las universidades que cobran aranceles millonarios por
formar profesores que no cumplen con lo que el país necesita?
¿Es justo
evaluar el desempeño profesional docente cuando sabemos que no han recibido una
formación de pregrado que le entregue las herramientas necesarias para
enfrentar dicha evaluación?
Desde mi punto
de vista el Estado debe hacerse cargo de manera activa de la información
recibida, y demostrar que esta más interesado en formar que en sancionar.
Referencias:
Juan Herrero, J. d., Pérez Cañaveras, R. M., Gómez Torres, M. J.,
Vizcaya Moreno, M. F., & Mora
Pascual, J. M. (2007). Buenas prácticas en la evaluación de la docencia y del
profesorado universitario. () Universidad de Alicante; Marfil. Retrieved from http://hdl.handle.net/10045/12384
Marcelo
García, C., & Cantón Mayo, I. (2011). Evaluación
del desarrollo profesional docente. Barcelona: Davinci.
Ronald A. Berk. (2005). Survey of 12
strategies to measure teaching effectiveness.17(1), 48-62.
Sun,
Y., Correa, M., Zapata, A., & Carrasco, D. (2011). Resultados: Qué dice la
evaluación docente acerca de la enseñanza en chile. In J. Manzi, R. González
& Y. Sun (Eds.), La
evaluación docente en chile (Pontificia
Universidad Católica de Chile ed., pp. 91-136). Santiago, Chile: Alfabeta.
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